Una vida, un lugar diferente: Fernando de Noronha
- Ornella Malaspina
- 11 sept
- 6 Min. de lectura
En el año 2018 tomé una de esas decisiones que cambian el rumbo para siempre: dejar mi ciudad natal y empezar de cero, con mi cámara y mi computadora como únicas compañeras. Soñaba con mejorar mi conocimiento en buceo recreativo y convertirme en instructora, primero en México y luego en Centroamérica.
Antes de dar ese salto, me regalé un viaje de reflexión y aprendizaje: dos semanas en un paraíso que había soñado desde hacía tiempo, Fernando de Noronha, Brasil. No sabía que esa isla volcánica, mágica y salvaje, iba a marcar un antes y un después en mi vida.
El inicio de la travesía
Mi viaje comenzó el 2 de febrero de 2018. Tras una cena emotiva con mis amigas en Buenos Aires, partí rumbo a Ezeiza de madrugada. El taxista que me llevó resultó un personaje de película: me contó sus años en la Armada, sus buceos tácticos y viajes por el Atlántico y el Pacífico. Yo lo escuchaba fascinada, como si la vida ya me estuviera poniendo frente a señales del mar que venía a buscar.
Varias horas y conexiones después (incluida una parada en Recife y un vuelo en un pequeño turbohélice que me puso los nervios de punta), apareció ante mis ojos: una isla volcánica rodeada de aguas turquesa, con acantilados que parecían esculpidos a mano. Indescriptible.
Eso sí, la bienvenida no fue barata: pagar la tasa de ingreso a la reserva (unos 467 USD por 17 días) dolió, sobre todo viniendo de Argentina, donde el dólar sube como las olas en un temporal. Pero ya estaba ahí, y lo valía.

El primer encuentro con la isla
Mi hospedaje fue el Vila Hostel, atendido por Grazy, una mujer de la isla con una energía única. Me recibió con la calidez de quien abre no solo su casa, sino su mundo. Me habló de la vida en Noronha y de la pasión con la que sus habitantes cuidan cada rincón de este santuario.
Ese mismo día, un grupo del hostel nos llevó a ver el atardecer en el noreste de la isla. Aunque estaba nublado, el momento tuvo una magia indescriptible: el mar, el aire cálido y esa sensación de estar exactamente donde debía estar.

Primeros días: buceo, playas y reflexiones
El 3 de febrero amanecí renovada. Dormir temprano y despertar con el sonido del mar me devolvió algo que había perdido: la capacidad de soñar. Caminé entre cuestas, investigué precios de buceo y terminé disfrutando de la cálida Praia do Cachorro, con aguas de 28°C y peces nadando entre la gente.
Al día siguiente, llegó mi primera inmersión en Fernando de Noronha. A pesar de mi clásica distracción (sí, la cámara se quedó sin batería 🙈), el mar me regaló un espectáculo inolvidable: descender 20 metros en el “mar de adentro” y luego bucear en el “mar de afuera”, rodeada de peces y con una visibilidad increíble. Esa experiencia selló mi decisión: el mar iba a ser mi camino.
Días de calma y gratitud
El 5 de febrero fue distinto: un día de reflexión. Me senté frente al mar, agradecí y pensé en todo lo que iba a dejar atrás en Puerto Madryn. Recordé a mi papá, quien me había enseñado a amar el mar y a disfrutar cada instante.
Ese día recorrí Praia do Sueste y luego varias trilhas: Mirantes, Forte São Joaquim y Ponta Caracas. Entre caminatas, fotos y charlas a media lengua con locales, entendí que lo que realmente importa no son las cosas materiales, sino los momentos vividos y las personas que nos cruzamos en el camino.
En Praia do Leão, uno de los lugares donde las tortugas marinas desovan bajo el cuidado del Proyecto TAMAR, una organización brasileña sin fines de lucro dedicada a la preservación de las tortugas marinas, que nació en 1980 en Praia do Forte (continente) y ha expandido su labor a varios lugares de Brasil. Su objetivo principal es la conservación y recuperación de las tortugas marinas y sus hábitats.
Allí el mar me recibió con olas fuertes y un azul imposible. Fue un recordatorio de lo pequeño que somos frente a la naturaleza, y lo afortunados que somos de poder habitarla aunque sea un instante.

Fernando de Noronha: más que un destino, un punto de partida 🌍
Este viaje no fue solo turismo ni descanso. Fue un tiempo de introspección, de mirar hacia adentro y hacia adelante. En Noronha confirmé lo que ya sentía: que mi vida tenía siempre iba a estar cerca del mar, que la actividad del buceo me iba a enseñar mucho y que los momentos de verdadera felicidad llegan cuando soltamos lo superfluo y abrazamos lo esencial.
Hoy, al recordar esos días, sé que esa isla brasileña no solo fue un destino en mi pasaporte: fue el inicio de la aventura más grande de mi vida.

Y para los interesados en aprender y conocer el archipiélago de Fernando de Noronha les dejo una Guía Práctica para tener encuenta antes de viajar. Este archipiélago pertenece al estado de Pernambuco y se encuentra a 545 km de Recife y 360 km de Natal, y debido a esta distancia es que la única forma de llegar a la isla es en avión.
🌍 Cómo llegar:
Vía aérea: Los vuelos parten desde Recife o Natal con la aerolínea Azul, Gol o LATAM.
Conexiones: desde Argentina, Brasil o cualquier otro país, la ruta más común es vía São Paulo – Recife – Fernando de Noronha.
Tip: los últimos tramos suelen ser en aviones pequeños tipo turbohélice, así que preparate para una experiencia más “aventurera” pero segura.
💰 Tasa ambiental
La isla es Área de Protección Ambiental y cobra una tasa de preservación diaria que aumenta progresivamente según la cantidad de días que te quedes. Existen 2 tasas para entrar a Noronha, TPA (tasa de preservacion ambiental), u$s 16 por dia por persona que permanece en la isla, se abona a la llegada en el aeropuerto, y la otra es de Parque Nacional u$s 75 esta es valida por 10 dias.
Para que te des una idea: en mi viaje (17 días), fueron unos USD 467. Podés calcular tu tarifa exacta en la web oficial antes de viajar.
Tip viajero: planificá bien cuántos días querés quedarte, ya que cuanto más extiendas tu estadía, más sube el monto total.
🛏️ Dónde alojarse
Hostels y posadas: abundan y van desde lo muy simples hasta los de lujo. Yo me quedé en el Vila Hostel, un lugar con alma local y mucho calor humano.
Tip: buscá hospedajes administrados por isleños: vas a tener una experiencia más auténtica y cercana a la cultura local. Y sino me consultás y te ayudo!
🤿 Buceo
Noronha es considerado uno de los mejores destinos de buceo de Brasil por su visibilidad (20–50 m), aguas cálidas y biodiversidad.
Las salidas se hacen en el “mar de adentro” (más tranquilo, protegido) y el “mar de afuera” (más expuesto, con vida marina intensa).
Centros recomendados: Águas Claras y Atlantis Divers son dos de los más conocidos y confiables.
Tip: contratá varios buceos juntos, suele ser más económico que pagar de a uno.
🏝️ Playas imperdibles
Praia do Cachorro: pequeña, céntrica y cálida. Ideal para el primer chapuzón.
Praia do Sueste: perfecta para snorkel, hogar de tortugas marinas.
Praia do Leão: escenario de desove de tortugas, salvaje y poderosa.
Praia da Conceição: amplia y con atardeceres mágicos.
Baía do Sancho: considerada una de las playas más lindas del mundo, con acceso por escaleras entre acantilados. La mejor siempre!

🌅 Mejor época para viajar
Septiembre a marzo: aguas más calmas y gran visibilidad para buceo/snorkel.
Abril a junio: temporada de lluvias, la isla se pone verde, pero el mar puede estar más movido.
📌 Consejos finales
Llevá efectivo en reales, no todos los lugares aceptan tarjeta. En Fernando de Noronha, la infraestructura bancaria es limitada. Solo hay dos sucursales bancarias, del Banco Santander y del Banco Bradesco, ubicadas en Vila dos Remédios, la capital. También hay un cajero automático (ATM) del Banco do Brasil, aunque puede no estar siempre operativo o quedarse sin efectivo, especialmente en temporada alta.
Siempre es bueno recordar que la zona horaria en Fernando de Noronha es 1 hora más que la hora en Recife.
Respetá siempre las reglas ambientales: Noronha es un santuario natural frágil.
Si podés, quedate mínimo 5 días para recorrer con calma, pero si el bolsillo lo permite… ¡quédate más, la isla lo vale!







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